En el día del patrimonio los chilenos visitamos aquellos inmuebles que guardan parte de nuestra historia. Algunos de ellos es la única vez en el año en que podemos recorrerlos. Valioso es también pensar en nuestro patrimonio y no sólo visitarlo. Pensar que -en Chile por lo menos- el gran patrimonio es nuestro hábitat, lo que estaba antes de que naciéramos. El hábitat es aquello que ni siquiera construimos y aún así es lo más importante en cuanto a darnos y generar nuestra identidad. El hábitat es gratis y conservarlo es más barato que destruirlo. Hemos asociado el patrimonio al dinero y el dinero, como el éxito, el poder y como todo lo que excluye, finalmente aísla y nos empobrece. El hábitat, si lo cuidamos, siempre alcanzará para todos. ¿De qué sirve tener educación y libertad sin el hábitat?…cuando el hábitat es en realidad educación y libertad. El hábitat es también la mejor medida y manera de distribuir nuestras riquezas, es decir, el hábitat es un patrimonio confiable. Por eso es peligroso que Chile sea en su afán un país más competitivo que productivo, porque lo competitivo también excluye y porque en lo competitivo tampoco importa mucho el futuro.
Es verdad que nuestro hábitat también incluye terremotos y volcanes y quizás también por eso no pensamos en el futuro. Como bien dice Beltrán Mena, muchas de las más importantes civilizaciones se generaron en las suaves riberas de los grandes ríos, pero los ríos en Chile son torrentosos y mueren cuando recién se han formado. El fuego también es parte de nuestra cultura, el fuego con que los españoles quemaban las siembras de los mapuches y el fuego con que los mapuches incendiaban los fuertes españoles. Desde un principio en el Reyno de Chile se denigraba el hábitat y seguimos igual, sin entenderlo. Entonces nosotros -el habitante- crecemos con traumas, carentes de lo sutil.
No diré que nos vamos a sanar de todo esto, ni tampoco que tengamos o no que celebrar el día del patrimonio o el día de la madre, pero aprovecho decir que nuestro hábitat también tiene un sustrato poético, que abajo del cobre y de los volcanes hay una veta poética y que por eso nuestra fruta es tan rica.
Cuando seamos grandiosos e indomables como nuestro hábitat, entonces los habitantes podemos tomar el camino que queramos. Mientras tanto, ¡ojo para dónde vamos con nuestro patrimonio! Porque el desierto avanza desde el norte con sus relaves, 2/3 del cobre chileno son extranjeros, los glaciares están en peligro, el mar se queda sin peces, arrasamos con los bosques nativos, vendemos la Patagonia, los pozos se secan, los puertos licitados, el agua privatizada, el aire de muchas ciudades está contaminado, nuestras casas tienen cada vez más rejas, pero Chile -en la noche del patrimonio- sigue teniendo los cielos más limpios del planeta.