Osvaldo Rodríguez Musso es un destacado referente para los artistas chilenos, principalmente por su trabajo musical entre los años sesenta y setenta dentro del movimiento de la Nueva Canción Chilena. Por el contexto histórico y social que le tocó vivir, su obra está cargada con el espíritu de la época haciéndose evidentes los aires de cambio, la influencia latinoamericanista, la renovación sonora y el compromiso político.
A pesar de su gran influencia, el trabajo musical de Rodríguez ha pasado desapercibido para el público masivo. Más aun su obra literaria y gráfica. Sin embargo, hoy en día son los jóvenes quienes ven en la estética musical y artística creada por el Gitano una influencia digna de rescatar para hablar sobre Valparaíso, el arte y los diversos problemas sociales.
Infancia y Juventud
Osvaldo Rodríguez nació en el pasaje Mutilla de Playa Ancha, entre la avenida Gran Bretaña y el Paseo 21 de mayo. Si bien proviene de una familia de clase alta y sus primeros estudios los hizo en un colegio británico de Viña del Mar, la vida lo llevo a terminar su enseñanza en un liceo para adultos de Valparaíso, dando la oportunidad de conocer, aun más, la diversidad social de la ciudad, marcándolo para siempre.
Sus primeros pasos en el mundo artístico los realizó en la Escuela de Bellas Artes y la escuela de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Chile, en donde llegó a ser asistente, profesor auxiliar y jefe de extensión en la Facultad de Arte. A muy temprana edad ganó concursos de música en Viña y Valparaíso interpretando piezas de la Canción Chilena. Así mismo fue reconocido como poeta y escritor, integrándose a la Sociedad de Escritores de Chile en el año 1964.
La Nueva Canción Chilena
Desde mediados de la década de los sesentas comenzó a dar recitales en diversas peñas entre Valparaíso y Santiago, participando activamente en el movimiento cultural de la región, siendo el co-fundador de las Peñas de Valparaíso y Viña, trabajando con otros artistas como Payo Grondona, Sergio Badilla Castillo y Rolando Pereira. Estos espacios se transformaron rápidamente en lugares de intercambio cultural, en donde venían desde Santiago los artistas de la Peña de los Parra y la Carpa de Violeta, incluidos Ángel Parra y la misma Violeta Parra y viceversa.
En los años siguientes publicó el destacado disco “Tiempo de Vivir”, del año 1972, que contenía las canciones “Valparaíso” y “Ha llegado el tiempo de vivir”. Así mismo destaca su trabajo en la Universidad de Chile en Valparaíso como asistente del taller de diseño gráfico y la publicación de su libro de poemas “Estado de Emergencia” en 1973.
Tras el Golpe Militar, el Gitano se vió en la obligación de abandonar el país pues era perseguido por el contenido de su obra literaria y musical, refugiándose en la Embajada Argentina en Santiago, tras lo cual partió al exilio a Buenos Aires y luego a Praga.
Los pájaros sin mar
Desde el exilio continuó trabajando arduamente por la cultura latinoamericana, convirtiéndose en unos de los principales embajadores de esta por el mundo, sin dejar nunca de lado su producción musical y literaria. Estudió Sociología de la Literatura y se licencio en letras. Trabajo como profesor invitado en distintas universidades de Europa especializándose en Poesía Popular Iberoamericana. Además, recibió varios reconocimientos y premios por su labor, tanto musical como literaria.
A finales de 1988 retorna a Valparaíso, reencontrándose con la ciudad y su querido Playa Ancha. Sin embargo, se encuentra con una ciudad venida en menos, por lo que comienza una campaña con la Unesco para rescatar algunos edificios porteños, con el financiamiento de organismos internacionales.
Durante un corto periodo, logró establecerse en Valparaíso llegando a hacer en la Universidad de Playa Ancha, pero pese a su amor por la ciudad su reintegración a la sociedad chilena tras el exilio fracasó y volvió a su casa en Italia, donde muere en 1996 producto de una enfermedad.
Póstumamente es nombrado Hijo Ilustre de Valparaíso dejando tras de él un valioso legado culturar para la ciudad y para el mundo.
Me parece excelente que se tome en cuenta la estrecha relación del Gitano Rodríguez con su cerro Playa Ancha y cómo creció en torno a la cultura artística que, alguna vez, emergió de la Plaza Waddington. Quisiera saber el nombre del autor, ya que solo se registra como «Sebastián», y así no se le puede citar.