“Creo que el rol social del arte es una cuestión individual. Si la obra se cruza en algún momento desde el punto de vista conceptual con algo social me parece bien, como si tampoco lo hace. No creo que nos debamos acercar a las personas desde una posición pseudo civilizadora, creo que el encuentro debe ser sincero, espontáneo entre iguales. Hoy en día están las condiciones dadas para que el arte y la sociedad sean cercanos”.
Leonardo Soto Calquín es oriundo de Rancagua y durante junio formó parte del proyecto Arte al Barrio que llevó obras de arte a negocios y casas particulares de Playa Ancha. “Quería ser parte de esta experiencia, ver mi trabajo en un lugar distinto de una sala de exposiciones. Lamentablemente, la familia que acogió la obra cerró la posibilidad para compartir mi trabajo con otras personas, pero también a través de ese comportamiento transmitió algo importante, e hizo visible no la obra, sino que su posición que refleja tal vez lo que pasa en la sociedad”.
A partir de este hecho, Leonardo reflexiona sosteniendo que “la lejanía entre arte y sociedad no es solamente producto de la codificación de las obras por parte de los artistas o los perjuicios elitistas en cuanto a los circuitos y espacios de exposición, es también parte de la indiferencia de la misma sociedad más interesada en lo inmediato y la disuasión que entregan medios como la televisión e Internet».
«En todo esto cumple un rol fundamental la educación que se está impartiendo, que se ha convertido en un modelo de realización del adoctrinamiento que no crea ciudadanos sino consumidores”.
¿Cómo se relaciona tu ciudad natal con tu desarrollo artístico?
“Tal vez la relación que tenga Rancagua con mi desarrollo artístico se crea desde la antonomasia, es decir, desde el no lugar que creo que es. Donde la ciudad de donde provengo no provee de oferta cultural suficiente ni de calidad, por lo tanto mis esfuerzos han sido variados dependiendo de las distintas épocas en las que me he encontrado. He estado varios fuera del país y al volver lo he hecho a Rancagua, no por gusto, sino que por vinculación familiar. Creo que en esta ciudad se podrían hacer muchas y buenas cosas, sin embargo, todo tiende a la mediocridad, y es porque las personas que deciden en general no están preparadas, no han visto o no quieren ver con distancia y crítica el lugar que se habita, y son condescendientes. Eso hace que haya crecimiento cultural y solo una vaga oferta de disuasión y entretenimiento.
Leonardo nos cuenta que su primera aproximación al arte fue cuando era pequeño, motivado por “las imágenes que reproducía la enciclopedia del Arte Salvat. Teniendo a través de esto una idea lejana de lo que era el arte y hacia donde quería acercarme”.