¿Por qué hay porteños que se persignan en la Avenida Altamirano con Subida El parque? Cada vez que las micros con recorrido a Playa Ancha pasan por la Caleta El Membrillo no falta el pasajero que realiza tal costumbre religiosa. El sector es un atractivo imperdible; espacios culinarios, pesca deportiva, y la ruta preferida de quienes gustan caminar mirando la costa. También es el momento en que el playanchino debe tomar la difícil decisión de si continuar el camino largo pero placentero que ofrece Altamirano o doblar por El Parque para subir directamente al cerro. Sin dudas, un significativo destino porteño que no sólo alberga a habitantes, turistas y deportistas, sino que también a creyentes, devotos y fieles religiosos.
En plena esquina de Subida El Parque, a pasos de la Caleta El membrillo hay un pequeño templo que no se sabe muy bien desde cuando existe y quienes recorren el lugar habitualmente entregan distintas versiones de su existencia. Para algunos es una animita milagrera de una persona que falleció en el lugar debido a un accidente de tránsito, tesis aterrizada si consideramos el considerable flujo de vehículos en el sector. Mientras que para otros es un santuario de la Virgen del Carmen. No es fácil inclinarse por una de las dos tesis, algunas placas de agradecimientos por favores concedidos van dedicadas a la virgen, mientras que otros a una animita. Incluso un confundido pero listo agradecido consignó “Gracias virgencita o animita por favor concedido”.Las placas más antiguas que se pueden observar son de la década del 80, hay otras que parecieran ser más antiguas, pero el nivel de deterioro no permite leer la fecha.
La estructura pareciera ser totalmente artesanal, en su interior no hay sólo una virgen, hay tres de distintos tamaños y un José con Jesús en sus brazos. Es evidente que la gente de forma espontánea ha levantado y mantenido el santuario, incluso le han instalado una banca para sentarse a rezar. Lo cierto es que siempre está bien cuidada, repleta de flores y con velas prendidas.
A modo de satisfacer mi inquietud busqué algún barrio cercano y llegué a una calle llamada Guillermo Lawrence, a metros de la supuesta animita o santuario. Parecía un barrio tranquilo y familiar, habían niños jugando y vecinos conversando afuera de sus casas, el lugar está en altura, y desde un mirador cercano se observa a lo lejos la gruta.
“¿Alguien conoce la historia de esa animita?” Pregunté en voz alta.
“¿Qué animita?” Me respondió una señora instalada en una silla a las afueras de su casa.
“La que está allá abajo, frente a la Caleta”. Respondí.
“¡Ahhh! La virgen de los pescadores…” Respondieron a coro las tres personas que conversaban antes de que yo las interrumpiera.
Una de ellas se levantó rápidamente.
“Espérame, voy a llamar a la Elvira, ella debe saber mejor”.
Para no hacer tan incómoda la espera, me quedé conversando con la señora Cecilia Tapia, yo de pie y ella en su silla.
– “Yo tengo 66 años, y desde que tengo memoria la virgen está allí mismo. Bueno, en verdad desde el 73, porque antes estaba un poco más arriba, pero los marinos la movieron para abajo, porque es terreno de ellos ese… ¡Allí viene mi mamá, ella sabe más!”.
Era Elvira González de 79 años de edad, nacida y criadaen Valparaíso y una de las primeras habitantes de Guillermo Lawrence.
“Es la Virgen del Carmen y debe tener más de cien años allí, está allí desde el mismo tiempo que la estatua de San Pedro, y San Pedro tiene 130 años, no es una animita como muchos creen, siempre ha sido la Virgen del Carmen, y la gruta la hicieron los mismos pescadores, la gente de por acá le va a prender velitas, la cuida y pone flores”.
La señora Elvira me habló con tanta propiedad que di por resuelta mi duda, me retiré conforme y agradecido de la amabilidad de los vecinos, cuando a lo lejos divisé a un caballero encendiendo velitas en la gruta, al bajar del cerro, ya no estaba allí.