Estamos a casi un mes de la fiesta callejera más grande de la región, que convoca a cientos de personas de todo el país, incluyendo artistas y turistas. El carnaval de los Mil Tambores está próximo a regresar a las calles de Valparaíso inundando sus cerros de colores, música y alegría, pero lamentablemente este tipo de celebraciones masivas trae consigo a un invitado despreciable: la Basura.
El lunes posterior al fin de semana carnavalero siempre nos muestra a los mochileros haciendo dedo en Santos Ossa y un mar de papeles, botellas y otros desechos en las calles del puerto. No han sido pocos los intentos de la organización del carnaval y la municipalidad porteña por mejorar esta situación pero hasta el momento no ha habido soluciones definitivas.
Nicolás Véliz, encargado de comunicaciones de Mil Tambores, se refiere a algunos de esos esfuerzos por mantener limpia a la ciudad patrimonio de la humanidad. Véliz comienza aclarando que el aseo y el ornato de Valpo es exclusiva responsabilidad del municipio y ellos, como organización a cargo y con el financiamiento del Consejo de la Cultura y las Artes, prestan labores complementarias que ayuden a agilizar los trabajos de limpieza.
Dentro de estas labores complementarias del comité organizador, se contrató a la empresa privada “Barrio Verde” para extraer los desechos de las calles, la medida se estrenó el año pasado y los resultados fueron buenos, así que este año se repetirá la iniciativa para trabajar en los puntos críticos, que son las playas, la plaza Aníbal Pinto y la calle Altamirano. Vera aclara que esos lugares terminan sucios por el accionar de personas externas a las actividades oficiales pero se entiende que es una consecuencia indirecta del carnaval. “Nosotros como organización asumimos que es un daño colateral que tiene”, reconoce.
Hay un punto central en esta cuestión que es necesario entender. El verdadero problema aquí no es la basura en sí, es la cultura de la gente. No podemos culpar a los encargados de la fiesta ni tampoco a la municipalidad cuando un mar de gente trae consigo un mar de basura. Al menos así lo piensa también Nicolás Véliz cuando reflexiona que el problema de la basura se repite en otros eventos de alta convocatoria. “Es la consecuencia de cualquier evento masivo que ocurre en Valparaíso, no es exclusivo de los Mil Tambores, Pasa lo mismo para el 18’ y el año nuevo”, explica.
Se prohibió acampar en las playas, se disponen baños químicos, se decreta ley seca desde las 21.00 horas, se hacen campañas informativas, se contrata empresas externas y se realizan una serie de otras medidas desesperadas, pero serán sólo intentos infértiles si la gente no toma consciencia de la seriedad del problema.
Mi consejo, o mejor dicho, mi suplica como habitante de esta ciudad (o como porteño); es que si va a ver a los caporales, a escuchar las batucadas o mirar los cuerpos pintados, lleve una bolsa para la basura, eche la meada en un baño, no raye las paredes y deje las latas en los contenedores. Para qué “ensuciar” la fiesta más linda de Valpo.