¿Por qué no disponer la feria navideña con un emplazamiento y diseño amable y acogedor, que potencie y conserve el uso del parque?
Siguiendo los postulados del geógrafo urbanista catalán, Jordi Borja -de importante influencia en el urbanismo social en América Latina-, respecto al uso del espacio público, basados en cierta medida en la obra clásica de Jane Jacobs “Muerte y vida en las grandes ciudades” (1967), me aventuro en esta columna a cuestionar el uso del este tipo de espacios en Valparaíso, tanto por actividades de comercio, como desde la prepotencia de quienes vandalizan y rayan nuestra ciudad.
Junto a los interminables e incombustibles rayados esparcidos por cada pared de la ciudad, este mes de diciembre hemos presenciado, una vez más, la apropiación del espacio público por parte del comercio y de vándalos supuestamente futbolizados.
Sabida es la necesidad de captura de ingresos por gran parte de los habitantes de Valparaíso, así como los altos índices de cesantía (especialmente de mujeres), por tanto, en principio, nada obstaculiza que -como en muchas comunas del país- se autorice el funcionamiento momentáneo de ferias navideñas.
Dejando en claro que ello no soluciona en nada el problema de la cesantía, puesto que obedece a ingresos puntuales para la población, se suma la desidia municipal en el otorgamiento de permisos para este tipo de establecimientos comerciales que, en el caso del Parque Italia, es “encarcelado” por sus cuatro costados, dándole la espalda a la ciudad con una suerte de muros verdes de Berlín.
Debido a lo anterior, cada mes de diciembre no es posible aprovechar el Parque Italia, espacio fundamental dentro de la ciudad, porque su único uso pasa a ser comercial.
¿Cuáles son las consecuencias urbanas y sociales de esto?
Desde el punto de vista urbano, la disposición de los quioscos de la feria navideña aporta una roca de arena más al profundo deterioro de Valparaíso.
Por otra parte –y este es el propósito de esta columna- atenta contra el uso del parque, el cual es “tomado” por el comercio.
Las teorías de Borja y Jacobs señalan que la apropiación de espacios públicos por parte de un grupo determinado (en este caso, comerciantes) impide a los demás ciudadanos utilizarlos para otro tipo de actividades, abandonándolos ya sea temporal o permanentemente, especialmente durante la noche ¿o acaso usted se atrevería a ingresar a un lugar cercado por sus cuatro costados, una vez que los comerciantes hayan bajado sus cortinas?
Resultado: un espacio público menos durante un mes y, al finalizar el período de ventas navideñas, la devolución del parque con un alto grado de deterioro, tanto así que debe ser “rearmado” durante los meses de verano, con el alto costo que ellos significa.
Dicho eso, ¿por qué entonces no disponer la feria navideña con un emplazamiento y diseño amable y acogedor, que potencie y conserve el uso del parque?
Esta no es una materia relacionada con la pobreza, la cesantía, ni menos con la falta de recursos con los que cuenta el Municipio, principal excusa que constantemente utilizan las autoridades. La consultora externa que lleva el proceso de participación ciudadana de la actualización del Plan de Desarrollo Comunal de Valparaíso (Pladeco), ha diagnosticado que uno de los mayores problemas del gobierno de la ciudad es la gestión municipal, y este muro verde de Berlín es, sin lugar a dudas, un caso más de la falta de ganas con las que se toman las decisiones en nuestra municipalidad.
De este modo, no hay excusa alguna que valga. Hacer las cosas bien no es resorte solo de los municipios ricos ¿o usted cree que los pocos parques que hay en las zonas pobres de Santiago o de otras ciudades chilenas similares a la nuestra son administrados de esta forma en las fiestas de fin de año?
Por Guillermo Fernández
Sociólogo
Magíster en Desarrollo Urbano
Fuente Original y Foto: El Martutino