Cuando soñamos con un barrio mejor el primer problema que se nos presenta es que contamos con una muy baja participación de los vecinos y así le pasa a la gran mayoría de organizaciones sociales que están trabajando actualmente en Playa Ancha y en el resto del país. Pese a ello es evidente que esto no es un impedimento para que los ciudadanos se organicen y trabajen en pos de una mejor calidad de vida, pero se hace necesario buscar formas de atraer a más gente.
Según los datos que arrojan las encuestas, desde 1990 a la fecha las organizaciones en las que más ha disminuido la participación, son las juntas de vecinos, los grupos religiosos, los sindicatos, cooperativas y partidos políticos. En el caso de las juntas vecinales se puede observar que a principios de los 90 contaban con alrededor de un 15% de participación, creciendo hasta el 30% a fines de la década hasta llegar a un 10% en la actualidad. A nivel general se estima que el 60% de los ciudadanos no participa de ninguna organización, pero sabemos que en la práctica ese número tiende a ser mayor.
Del mismo modo las instituciones que reflejan en las estadísticas una participación más estable como los clubes deportivos o que incluso han aumentado su participación como los grupos de mujeres, en realidad tienen los mismo problemas de que otras organizaciones en cuanto a que muy poco miembros se dedican responsablemente a ellos, no se asumen los compromisos necesarios y finalmente un grupo pequeño de dirigentes tiene que hacerse cargo de que todo funcione.
La participación es el pegamento que une a los individuos con la comunidad
Esta situación genera varias dificultades, pues es sumamente importante que los vecinos se organicen, conozcan y tomen acciones concretas. Hay varias experiencias en Chile y Latinoamérica de ciudadanos que se unen para proteger sus barrios de diversas amenazas, por ejemplo, en Perú barrios con valor patrimonial e histórico se han organizado para que ellos mismos definir la planificación urbana y así preservar su valor e identidad, mientas, en otros casos se han juntado para enfrentar los problemas de seguridad gestionando planes especiales con la policía del sector. En Chile también hay otras experiencias exitosas de organización vecinal, en las que los habitantes de un sector se hacen parte activa de proyectos que afectan de forma notoria su entorno como una construcción importante, un centro de salud o, como en el caso de nuestro barrio, la restauración del Ascensor Villaseca.
En ese sentido, no se puede culpar a las organizaciones de este problema, pues sabemos que, con bastante éxito, se está haciendo un esfuerzo para aumentar la participación vecinal en diversos temas, a pesar de que en términos legales hay un gran vacío. Hacen falta mecanismos establecidos que integran a los ciudadanos en las tomas de decisiones con respecto a sus propios barrios, pues esa es la única manera efectiva de solucionar los problemas, preservar la identidad y mejorar el funcionamiento de la ciudad en general.
Mientras no existan las regulaciones ni los espacios pertinentes, en primer lugar debemos aprovechar las oportunidades que se están generando desde la misma comunidad, preocupándose en mejorar las relaciones entre los vecinos y en segunda instancia buscar formas de estimular la participación activa de los ciudadanos, ya que esa es la única manera efectiva de mejorar la vida en nuestro barrio.
Y ustedes, ¿Qué piensan? ¿Cómo podemos aumentar la participación de los vecinos?