Hagamos un poco de historia de este lugar llamado por los jóvenes de hoy la Plaza de los Loros, en realidad catitas argentinas, cata o perico monje (Myiopsitta monachus), que se avecindaron en ese eucalipto a finales de la década de 1900.
En 1833 un español habitante de Santiago don Guillermo González de Hontaneda era dueño de todo este sector y a petición de don Diego Portales los entregó al Estado.
En 1860 don Juan Stuven presentó a la Junta de Beneficencia un plano y presupuesto para edificar un Lazareto en Playa Ancha, vecino a la Playa de Las Torpederas sitio que contaba con edificaciones antiguas de adobe para albergar a 200 personas.
El actual Centro de Telecomunicaciones Marítimas tiene sus inicios en el año 1908, año en el cual se inaugura en Chile la primera radio estación costera llamada «Radio estación Naval Playa Ancha», dependiente de la Armada de Chile. Actualmente Gobernación Marítima (V).
En julio de 1918, al ser reducido el presupuesto a la Junta de Beneficencia de Valparaíso, de la cual dependía el lazareto, ésta se encontró con la imposibilidad de poder satisfacer los gastos del establecimiento de Playa Ancha, lo que traerá como consecuencia su inevitable clausura.
Sin embargo, ese mismo año aparece designado el Lazareto de Playa Ancha con el nombre de Hospital del Salvador especializado en Tisiología, infeccioso, pestes, control de la TBC y enfermedades venéreas.
Fue en estos difíciles momentos del establecimiento cuando Leopoldo Carvallo Muller un médico cirujano muy distinguido de Valparaíso ocupó el puesto de director del Hospital Salvador.
El doctor Carvallo Muller nació en Bruselas el 11 de marzo de 1864 y falleció en New York en 1927.
Fue un médico totalmente dedicado a sus enfermos y entre sus obras sociales donó los jardines de las afueras del Hospital del Salvador para que sirvieran como un ambiente de paz y tranquilidad para los enfermos de la época.
El 23 de octubre de 1930 El alcalde Rosas manifestó a su sucesor don Luis Guevara el traslado del Lazareto a otro sitio más conveniente, “a fin de quitarle al barrio de Playa Ancha, que tiene incalculable porvenir, este lunar que lo afea, para construir en cambio, en ese mismo terreno, un hotel – casino, que vendría a complementar la urbanización estética de todo ese hermoso sector de la ciudad”.
Petición que no tuvo aceptación por parte de las autoridades y se logró mantener el Hospital del Salvador – hoy Hospital Psiquiátrico – con sus hermosos jardines aledaños.
Hacia fines de 1929, durante la alcaldía de don Lautaro Rozas, se erigió este monolito en homenaje a tan noble filántropo cuya perfil en bronce coronaba su parte superior, Además se nombró como Plaza Carvallo a este sitio público como también a la calle que subía hacía el parque y, años más tarde, Playa Carvallo a la zona costera frente a esta plaza.
En esa época esta calle y la avenida Altamirano era recorrido por tranvías eléctricos, no existían el estadio y el velódromo – hoy polideportivo – tampoco la Escuela de Odontología y la UPLA, ya que todo el sector era el Gran Parque Playa Ancha construido durante la alcaldía de don Alejo Barrios Contreras en 1892.
La UPLA, Emergia, Entel ocuparon los terrenos de la fallida Feria del Mar (1973) que, a su vez, ocupó el Jardín Botánico o criadero de árboles de Playa Ancha, conocido como Parque Municipal Nro. 2 (El Nro. 1 era el Parque Italia)
En el año 2008 la efigie del monolito fue robada permaneciendo por doce años el espacio vacío.
Con el paso del tiempo comenzó su deterioro y abandono y ante esta cruda realidad la Asociación Salvemos Las Torpederas y el Borde Costero de Playa Ancha decidió revitalizar este espacio público con la ayuda de estudiantes básicos, medios y universitarios, las autoridades municipales, vecinos y vecinas e incluso personal de las Fuerzas Armadas.
Una de las premisas de nuestra Asociación es observar, diagnosticar y preparar un proyecto, es decir: ACTUAR.
Fue una decena de intervenciones en que se limpió, pintó y plantó alrededor de 20 árboles nativos (peumo, huingán, quillay, molle y maitén) con el fin de transformarla en una verdadera plaza que invitara a los vecinos a visitarla y a cuidarla.
Y es así como, a casi cien años de la inauguración de estos jardines y su monolito, la Asociación ha decidido reinaugurar este sitio público mostrando la nueva cara de la Plaza Leopoldo Carvallo y en la cual no podía faltar la figura del insigne médico representada por fotografía frontal grabada en mármol con sistema láser, obra del artista Antonio Vargas Fernández, que desde hoy nos observa desde el sitial que le corresponde (25 de noviembre 2020).
Muy interesante la reseña bibliográfica del Profesor e Historiador Sr. Héctor Vásquez sobre la Plaza Carvallo. Los datos realmente de una interiorización y dedicación de alto nivel al tema en general antes , durante y posterior conservación de la Plazuela. Generalmente muy pocos se preguntan sobre el origen de determinada Plaza y solo la disfrutan o la destruyen. Falta más información como ésta sobretodo en los Colegios cercanos para que haya una verdadera cultura sobre estos patrimonios intangibles de bien común para toda la comunidad.