Muchos habitantes de Playa Ancha al pasar entre el molo y la playa San Mateo, en la avenida Altamirano, han visto lo que llaman un “farito”, por su lámpara en la cima de éste, incluso muchos bañistas, al salir de la playa, se han sentado en él con el fin de eliminar la arena de sus pies.
Cuando niño recuerdo que el sector donde se encuentra esta estructura era utilizado como terminal de un recorrido de buses que, si no me equivoco, unía Valparaíso con Chorrillos de Viña del Mar.
Antiguamente en este lugar existían los “Baños San Mateo” construidos por don Pascual San Mateo en la Avenida Altamirano e inaugurados el 17 de enero de 1904.
Este sitio costero recién comenzó a ser utilizado como playa al ser concesionado hacia la década de 1960. También la Armada realiza maniobras con sus lanchas de desembarque.
Hacia el término de la alcaldía de Lautaro Rosas Andrade, 1928 – 1930, se inauguró la nueva Avenida Altamirano.
(Lautaro Rosas Andrade, retirado Oficial de la Armada, fue nombrado Alcalde de Valparaíso durante la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931).
Volvamos a nuestro “farito” leyendo un resumen de una crónica aparecida en el diario “La Unión” de Valparaíso en febrero de 1937:
En avenida Altamirano, vecino a la Batería Esmeralda, se encuentra, frente al mar, desde 1930, un hermoso obelisco de cemento erigido en homenaje a la Administración de Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931) como símbolo de gratitud de la ciudad por todas las obras de adelanto local emprendidas durante dicho gobierno.
Cuando se erigió el obelisco los ciudadanos, proclives a la dictadura, grabaron en una plancha de mármol su agradecimiento por los adelantos logrados no sólo en el sector costero sino en toda la ciudad de Valparaíso.
Sin embargo, ante la serie de desaciertos gubernamentales en lo económico, que llevaron a un colapso fiscal, productivo y financiero insostenible, las multitudes descontentas salieron a las calles y los estudiantes universitarios junto con los profesionales iniciaron una gran huelga que culminó con la caída del gobierno al renunciar Ibáñez del Campo (27 de julio 1931).
Incluso se produjo la llamada “Sublevación de la Marinería” entre el 31 de agosto y el 7 de septiembre de 1931 debido a la crisis política, rebaja de los sueldos y otros factores que llevaron a la pérdida de la moral militar por parte de la Armada
(Sandrino Vergara Paredes)
Este oleaje político azotó aquel homenaje de gratitud.: De la plancha de mármol no hay rastros, sólo quedó la marca en la cara que da hacia la avenida, porque post término de la dictadura de Ibáñez, sus letras fueron borradas a golpe de martillo y tapadas con cemento, por lo que su leyenda ha quedado en el olvido. Más tarde desapareció la plancha marmórea.
En Casablanca existe uno similar, pero de mayor tamaño, en que lee “Camino Valparaíso Casablanca Construido durante el Gobierno de Ibáñez 1930”.
Vecinos a este obelisco se encuentran dos cañones de avancarga (se cargaban por la boca) y rayados (con estrías) que fueron comprados de segunda mano a los Estados Unidos, país que los utilizó durante la Guerra de Secesión (1861 – 1865).
La razón de la compra de estos y otros cañones fue dotar con estas piezas de artillería a los fuertes construidos para proteger Valparaíso después del bombardeo español que destruyó la ciudad en 1866.
En el jardín fuera del Molo tenemos uno de los tres cañones Rodman de la Batería Esmeralda – Hoy Museo de Sitio- y, frente a los ex Astilleros de Las Habas – Hoy Asmar –, uno de los dos cañones Blakely del Fuerte Bueras.
Finalmente, cerca del cañón Blakely, se observan las bases de lo que fue el Muelle «Las Habas» (Muelle de la Fundición del señor Waddington (1865). Desde este muelle salían en la mañana los faluchos del astillero Las Habas con destino al dique antiguo y regresaban en la tarde. Eran impulsados por una persona con un remo en la popa, el sistema era llamado “remar a la singa”. Tenía una pequeña grúa popularmente llamadas “Donke”.
La gran marejada del año 2015 dejó sólo sus bases.
Excelente reseña para conocer la historia de nuestro barrio, gracias vecino historiador por su aporte permanente al conocimiento de nuestro entorno. Reciba un gran saludo