Vivo en Valparaíso desde hace cuatro años. Soy santiaguino, pero un día decidí olvidarme de los tonos grises de la capital y cambiarlos por un paisaje que constantemente inspirara mi mente al caminar por las calles, un lugar donde respirar aire puro. No es que no me guste Santiago, pero el estrés y el ritmo de vida de una ciudad tan exaltada me agotó. Llegué sin mucho que saber de Valpo, tan solo había venido un par de veces al puerto, una vacaciones familiares, de las que ya casi ni me acuerdo.
Durante mi primer año me manejé bien, hice un par de amigos, a menudo caminaba por los mismos lugares intentando memorizar los números de las micros para no tomar una equivocada. Mantuve una rutina que me dio resultados favorables. El recorrido de Playa Ancha a la punta del cerro Los Placeres me entregó la posibilidad de conocer casi de memoria el camino de la 501, era algo tedioso en las mañanas, cuando la clase de historia contemporánea empezaba a las 8:00 am. Y un poco agotador por las tardes, cuando mi última cátedra terminaba a las 17:40 pm y tenía que volver a casa con un taco infernal. Pero me gustó sentirme porteño.
Hoy creo que conozco cada vez más los rincones de Valparaíso y no es que me refiera tan solo a las escaleras donde tomar pitos y fumar vinos , me refiero a aquellos lugares que jamás imaginé conocer. Quebradas llenas de colores, murales que encantan a la vista, miradores que hacen alucinar a cualquiera, calles llenas de color y gente buena, el mar y sus encantos, innumerables localidades para soñar. A diario vivo atento a mí alrededor, observo cada detalle con ansias de sorprenderme, como aquel día que por casualidad se me ocurrió mirar por sobre los letreros comerciales en la calle Condell, me encontraba en otro lugar, un sector mucho mas histórico, más hermoso, verdaderamente bello, o como cuando decidí caminar por la historia de Playa Ancha, un grandioso lugar que conocer.
El Cerro Playa Ancha es uno de los más grandes de Valparaíso, no por nada recibe el titulo de República Independiente y creo que lo tiene bien ganado. En este cerro se esconden a la vista grandes hitos, hermosas y lujosas mansiones, una avenida comercial que maravilla, donde hasta la persona que te atiende en el emporio de la esquina de Gran Bretaña, el Almacén Naval, tiene un aire distinto. También se alojan en este cerro la UPLA y algunas Facultades de la Universidad de Valparaíso, lo que le da el tono universitario-bohemio al lugar. Ves, al caminar por la Av. Gran Bretaña, innumerables expresiones arquitectónicas, las que forman una especie de collage del mundo y sus distintas épocas. Te sientes renacentista media cuadra y a la otra estas parado frente a un monstruo de arquitectura gótica. Son sorprendentes aquellos cambios que le dan vida a los lugares de este cerro.
Pero poco se habla de la pobreza en Playa Ancha, la que es una realidad que no podemos obviar, hay tours que te llevan a pasear por lugares históricos y bellos de este cerro, los recomiendo para conocer más de la historia de nuestra comunidad, pero hay otros tours como el de la 611 o la N que te llevan a Montedónico o a Marina Mercante, entre otras poblaciones y allí ves la realidad de un lugar lleno de contradicciones, a veces hasta olvidado. No podemos referirnos tan solo a Playa Ancha como un hermoso cerro repleto de mansiones e historia arquitectónica, debemos referirnos a este lugar como un sector donde los pobladores son visibilizados, donde no se pretende esconder la realidad de nuestros habitantes, donde no nos olvidamos de aquel que vive en el 5to Sector o en Puertas Negras ellos también son Playa Ancha y deben ser considerados como nuestra comunidad, porque lo son.