Por María Soledad Abarza, profesora.
En honor a todos los “maestros”, quiero recordar al gran maestro Vicente Barrientos Bustamante (Q.E.P.D.), quien eligió como opción de vida ser profesor, como muchos jóvenes en nuestro país, generando un compromiso y motivado el afán de conquistar la sabiduría, transmitiendo amor, siendo solidario y ampliando ventanas de aventura y esperanza en un futuro mejor.
Adoptó su postura valórica, volcando toda su capacidad en transmitir conocimientos y valores, seduciendo a ese niño o niña que lo esencial en la vida es ser una persona auténtica y responsable.
El profesor es un símbolo en sí, con la sencillez y la humildad de un maestro, enseñando a través de sus gestos, de lo que transparenta su espontaneidad, entregando con alegría y con mucha firmeza sus valores, reflejándose en la formación de muchas generaciones en sus “35 años consagrados a la educación” como reza la medalla que recibió de parte de la CORMUVAL en reconocimiento a su trayectoria profesional.
Cuántos maestros como Vicente no tienen el placer de acogerse a retiro y gozar con su familia tan merecido descanso después de cumplir los 65 años de edad y más de 40 años de docencia. ¿Será que la labor docente, en la actualidad, se ha transformado en una sobrecarga, deteriorando notablemente la salud del profesor/a?
No obstante, con arrojo con el sueldo de profesor alcanzó logros materiales que, sin duda lo llenaron de satisfacción y orgullo en su momento, yo me pregunto ¿Para qué…? La respuesta queda suspendida en el aire, tal vez no encontró la alegría en esta tierra y por ello fue en su búsqueda más allá de las estrellas…
Te recordaremos siempre Vicente como un incansable luchador y un gran soñador con los pies bien puestos sobre la tierra….